Para la realización del trasplante de córnea, se necesita el tejido de una persona fallecida recientemente y que, en vida, haya aprobado la donación de sus órganos. Este será procesado y analizado en un banco de ojos, para verificar que su uso sea seguro en la cirugía.
El tipo más común de trasplante de córnea se denomina Queratoplastia Penetrante. En este procedimiento, el cirujano extirpará un pequeño pedazo redondo de la córnea y luego suturará el tejido donado sobre la abertura del ojo.
Para algunos pacientes, se pueden emplear técnicas más nuevas, reemplazando las capas internas y externas en lugar de todas las capas de la córnea. A esto se llama Queratoplastia Lamelar.
Los 5 factores que inciden para que un paciente necesite de trasplante son:
1. Adelgazamiento o encurvamiento pronunciado, o Queratocono.
2. Cicatrización de la córnea a causa de infecciones o lesiones severas, o Leucoma corneal.
3. Pérdida de la visión causada por opacidad, generalmente debido a distrofia de fuchs;
4. Malformaciones en la córnea.
5. Opacidades posteriores a cirugías de catarata u oculares, o Queratopatia Bullosa.
Los trasplantes de córnea, como cualquier otra cirugía ocular, son extremadamente delicados. Existe el riesgo de sangrado o infección, que aunque es muy raro que suceda, produce la pérdida de la visión del ojo afectado.
Algunas veces, el cuerpo rechaza el tejido trasplantando. Esto se presenta en un pequeño número de pacientes y a menudo se puede controlar con gotas oftálmicas con esteroides. Si es imposible el control, se produce una cornea opaca. El riesgo de rechazo disminuye con el tiempo, pero nunca desparece por completo y puede ser reemplazado con otro trasplante de córnea.